sábado, 7 de julio de 2007

Segunda Guerra Púnica (218 adC-201 adC)



Sicilia ha pasado a depender de Roma y Cartago se ve, además, obligada a pagar 3.200 talentos en concepto de indemnización a los vencedores.
Esta situación se va a agravar todavía más en 238-237, con la pérdida de la isla de Cerdeña y la obligación, por parte de Cartago, de entregar a Roma un complemento de otros 1.200 talentos.
La problemática situación que está viviendo Cartago, limitada prácticamente a su territorio africano y a la influencia que ejercía tanto en las Baleares como en la Hispania meridional, va a provocar una reacción que tendrá importantes consecuencias.
Amílcar Barca decide entonces, en contra del parecer del gobierno de Cartago y según una tradición recogida por Fabio Máximo, partir hacia Gades (Cádiz) para emprender la reconquista de las antiguas posesiones cartaginesas. En realidad, en este intento de los Bárcidas de ocupar la península debe advertirse ya la preocupación por tomar posiciones contra Roma, potencia cada día más fuerte y que era su único rival en el dominio del mundo mediterráneo.
Aníbal luego de la muerte de Almicar tomó el mando del ejército cartaginés en esa región en el 221 a.C., y en el 219 a.C. atacó y capturó Sagunto, una ciudad hispánica aliada de Roma. Ello desencadenó la segunda Guerra Púnica . En la primavera del año 218 a.C. Aníbal marchó con un gran ejército, formado por escuadrones de elefantes, a través de Hispania y la Galia, cruzó los Alpes y atacó a los romanos en Italia antes de que estuvieran preparados para la guerra, consolidando una buena posición en el norte del país, al tiempo que Hispania pasaba a ser una parte importante del teatro de operaciones.
Hacia el 216 a.C. había obtenido dos importantes victorias, en el lago Trasimeno y en la ciudad de Cannas, llegando al sur de Italia. A pesar de sus peticiones, Cartago le envió insuficientes refuerzos hasta el 207 a.C., cuando su hermano Asdrúbal salió de Hispania con un ejército para unirse a él.
Asdrúbal cruzó los Alpes, pero en una batalla en el río Metauro, en el norte de Italia, fue derrotado. Mientras tanto, el general romano Publio Cornelio Escipión, conocido como Escipión el Africano, había derrotado a los cartagineses en Hispania, tras arribar en el 218 a.C. a Emporion (Ampurias); y en el 204 a.C. desembarcó en el norte de África.
Los cartagineses llamaron a Aníbal para defenderse contra Escipión, pero fue derrotado, al mando de un ejército de reclutas desentrenados, por el general romano en la batalla de Zama en el 202 a.C. Esta batalla marcó el final de Cartago como gran potencia y terminó con la segunda Guerra Púnica. Un año después, los cartagineses entregaron Hispania y las islas del Mediterráneo que aún poseían, renunciaron a su armada y pagaron una fuerte indemnización a Roma.

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